Huyes y te cobijas en esa felicidad engañosa del consumo, en la euforia del momento, pero todo vuelve...
Hola Infelicidad, hacía ya tiempo que no me visitabas, había llegado a creer que te habías marchado de mi vida y por fin no volverías. Hola Vacío, pensaba que podría llenarte de sensaciones, de vicios y de un nuevo sol.
Ya han vuelto vuestros síntomas: lágrimas en los ojos, dolor de corazón y esa extraña sensación de no sentir...
Ya veo; vuelvo a estar infesta de mi propia enfermedad.