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jueves, 20 de febrero de 2014

24 horas no son suficientes.

La vida nos presiona a adaptarnos a su ritmo frenético. Vivimos limitados por el paso del movimiento acompasado de dos manivelas que nos nos dejan respirar. 
Pasamos los días pensando en el mañana, en nuestro futuro, en el dinero, en nuestro trabajo ideal, en si lo encontraremos, en la programación de la televisión, en los políticos, en el tráfico, en las rutas más cortas hacia quién sabe dónde... Gastamos nuestro tiempo libre preguntándonos sobre nuestros defectos, en si deberíamos ir más al gimnasio, hacer dieta, adelgazar, tonificar, en si empezamos a notar el paso del tiempo, en si va a hacer sol o lluvia mañana. 
Hemos perdido el norte. Nos hemos vuelto locos; esclavos del tiempo. 
Esclavos del tic-tac acompasado.